SOÑAMOS DESPIERTOS, SOÑAMOS JUNTOS: UN PACTO GLOBAL EDUCATIVO | Sagrada Familia de Urgell
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SOÑAMOS DESPIERTOS, SOÑAMOS JUNTOS: UN PACTO GLOBAL EDUCATIVO

Córdoba, Copiapó, Andorra La Vella, Buenos Aires, Hospitalet, Madrid…

Durante los días 12, 13 y 14 de noviembre se ha celebrado el Seminario para reconstruir el Pacto Global Educativo.

Las superioras y superiores generales de las congregaciones (USIG) convocaron el Seminario para RECONSTRUIR EL PACTO GLOBAL EDUCATIVO. Esta propuesta es una iniciativa a partir de la llamada de Francisco a la Iglesia y toda la sociedad a reinventar el pacto educativo global. El seminario formó parte del itinerario de trabajo diseñado por la Santa Sede por esta razón. 

¿La clave para este camino? La ecología integral. ¿Guías? La encíclica Laudato Si y el Instrumentum Laboris. ¿El combustible? Nuestros sueños. ¿Forma de trabajo? La Indagación Apreciativa. ¿El resultado? Algunas pautas de acción para avanzar hacia ese anhelado pacto.

A lo largo de 3 jornadas de trabajo online, cerca de 700 participantes de 68 países trabajamos mediante la Indagación Apreciativa para tratar de dar pasos concretos hacia la consecución de dicho pacto.

La metodología nos ayudó a compartir nuestros sueños, convirtiéndolos poco a poco en un solo sueño, un solo horizonte. La mayor parte de los sueños que solemos tener despiertos… ¡no los compartimos! Y por eso nunca se hacen realidad. Sin embargo, un sueño, cuando se comparte, está mucho más cerca de hacerse realidad.

 

La dinámica de trabajo facilitaba el encuentro directo en pequeños grupos, que soñaban, pensaban, verbalizaban, redactaban propuestas, para luego compartirlas en 8 sesiones subplenarias y finalmente a la plenaria.

 

Por el camino, conectamos y nos reconocimos muchísimas personas poniendo lo mejor de nosotras mismas. Por cierto, que, de entre esos cientos de personas hubo decenas de janerianos de todo el mundo sumando humildemente, compartiendo y haciéndonos presentes en medio de la tarea.

 

Porque, como centros de Iglesia, nos sentimos llamados a cooperar en este gran desafío que implica conversión, que requiere mucha humildad, estar dispuestos a derrochar nuestros mejores talentos y no atesorarlos; a salir de nuestras aulas, despachos, patios, pasillos, a buscar con la mirada más allá; tender puentes, hacernos presentes donde aún no lo estamos, proponer alianzas, confiar, buscar.

 

Para concluir nos preguntamos: ¿Cómo será la educación a que dé paso este pacto? Si cierro los ojos os puedo contar cómo pinta el sueño compartido estas jornadas: comunidades educativas que salen de los muros de las escuelas se educan enteras y permanentemente; alumnos, docentes, adultos, jóvenes… tienen experiencias educativas en muchísimos contextos, más allá del escolar. Los centros de Iglesia estamos presentes en lugares donde nos encontramos con seres humanos e instituciones de todo tipo que también se han atrevido a soñar y que se suman al empeño. Empieza a tomar forma una propuesta global y educativa que garantiza a la siguiente generación un futuro que lleno de esperanza, que es inclusivo, que es más sensible en el cuidado de lo débil, que atiende a la Casa Común, que ofrece oportunidades a todos, que permite el contacto con el Misterio; una alianza que se convierte en un reflejo y en una continuación de la Alianza de Dios con nosotros, con su Pueblo.

 

“En las huellas se funde la tierra con la piel de nuestros pies; en el aroma la flor y nuestro olfato; en la danza la música y nuestros cuerpos; en el diálogo los que son distintos; en el abrazo, los que se reconocen hermanas y hermanos.”



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