Mi nombre es Laura Carolina Garione.
He nacido en la ciudad de Córdoba, Argentina, el día 8 de octubre de 1962. Ese día, en el año 2011, me sentí bendecida especialmente ya que nuestra Madre fundadora Ana María Janer fue beatificada en Seo de Urgell.
Siempre he apreciado lo bello, la expresión del arte, en la música especialmente, y en la expresión que el hombre tiene en la palabra, puente para poder decir lo que vive, lo que ama, lo que sufre.
Dios ha tocado mi vida por su misericordia y siempre lo he experimentado presente. La experiencia de vida cristiana en mi familia, la experiencia de Iglesia, de una Iglesia-familia, desde niña y adolescente, me ayudó a buscar con naturalidad lo que el Señor quería de mí.
Hasta que comprendí que el Señor me quería a mí, toda entera, con un único proyecto de vida consagrada.
Encontré el lugar en el Instituto de Hermanas de la Sagrada Familia de Urgell, que me abrió sus puertas con sencillez, haciéndome sentir “en casa” desde el día en que conocí a las hermanas.
Ser hoy una Hermana de la Sagrada Familia, es ser una mujer consagrada que busca y desea amar y servir al Señor, en los hermanos, especialmente en los más débiles, pobres y vulnerables. Como lo hizo toda su vida Madre Ana María, siempre atenta a responder a los distintos llamados del Señor.
Ha sido largo el camino hasta aquí, una y otra vez el Señor me ha llamado y yo he querido responder, con su gracia, y con la ayuda de mis hermanas… Hoy ser Hermana de la Sagrada Familia es buscar, amar y servir la vida… en los niños, en los jóvenes, en los ancianos, en los pobres… elijo la VIDA, una y otra vez, la VIDA EN ABUNDACIA (Jn 10,10) que Jesús ofrece a todos.
Mi nombre es Aida Cecilia López Hernández.
Nací en Maceo, Antioquia (Colombia).
Entre mis aficiones están escuchar música y leer.
Para mí ser ser Hermana de la Sagrada Familia de Urgell significa haber encontrado mi lugar y así poder darle un sentido a mi vida desde la caridad hecha servicio.
De la vida y obra de la madre Janer yo destacaría su humildad, su serenidad, su entrega hasta el sacrifico y esto lo veo reflejado en Talarn, porque es donde podemos contemplar la síntesis de vida de la Madre Janer: Vida oculta en Cristo, vida que disminuye y se entrega hasta el extremo. Allí recibimos su Espíritu que nos pone en camino, en una actitud de salida y de entrega.
Soy Verónica María Mejía, nací en Córdoba (Argentina) y viví en Laguna Larga, una localidad ubicada a 60Km de la capital de la provincia. Crecí en un ambiente de pueblo y de familia muy cercana a mis vecinos y conocidos del colegio y de la parroquia.
Podría decir que mis aficiones son la danza, el teatro y la docencia. En algún momento de mi experiencia pastoral pude conjugar las tres cosas… ¡Realmente bello!
Para mí, ser hermana de la Sagrada Familia de Urgell es un privilegio y al mismo tiempo un compromiso.
Debido a que mi experiencia vocacional no surge en ninguna obra del Instituto, sino que es fruto de mi pertenencia a la parroquia de mi pueblo, la opción por la familia janeriana fue “a través de muchas mediaciones” y es aquí donde veo el privilegio… podría no haber conocido a la Sagrada Familia, podría haber ido a otras congregaciones… pero el Señor y la Madre me eligieron para que sea parte de esta familia en la Iglesia, en Latinoamérica y ¡en el mundo entero! ¡Por eso me siento privilegiada! Hoy el carisma janeriano es parte de mi identidad y esto es puro don del Señor.
Y es un compromiso porque esta identidad hay que cultivarla, cada día, con gozo, con entrega, con alegría, para poder ver a Jesús en cada hermano, en cada persona con la que me vinculo a diario… hasta el sacrificio, hasta la salida de mi misma, dentro de mi pobreza y pequeñez, con fe y con esperanza.
Elijo destacar de la vida de la madre Ana María, sus años en la Valld’ora… porque esta es la delegación a la que debo servir y también porque esos años de la vida de la Madre me impactan mucho… impacta la entrega, el esfuerzo físico realizado en esa geografía, la salida de sí misma, la búsqueda del bien ajeno, la convivencia con el dolor, con las heridas del cuerpo y del alma y con la muerte; me impacta también que tuvo en ese tiempo que sufrir la pérdida de una hermana más joven…
Admiro su capacidad de ser madre para todos sin importar lo que piensen o de qué bando eran.
Le pido al Señor que nos conceda a todos los janerianos del mundo la gracia de crecer en el gozo de ser hijos de la Madre Ana María y que se vaya ampliando nuestro corazón para que nuestra caridad hecha servicio no tenga fronteras.
Soy Victoria Bertrán Vilaseca.
Nací en Sant Ramón de la Manresana (provincia de Lérida), a 10 km de Cervera, ciudad natal de nuestra madre fundadora Ana María Janer.
Mis aficiones son la lectura (libros de espiritualidad, libros de técnicas de organización y de aprendizaje, libros que a través del cuento se aprenda alguna enseñanza y los libros sobre la Congregación), contemplar y jugar al dominó… Me gusta estar al día, informada sobre lo que pasa en el mundo y me gusta colaborar con ONG’s siempre que puedo (Manos Unidas, Cáritas, etc.)
Para mí ser Hermana de la Sagrada Familia de Urgell es mi identidad. Yo no sería Victoria si no fuera Hermana de la Sagrada Familia.
De la vida de Ana María Janer me impacta su identificación con Cristo en su vivir cotidiano y el momento de grandes decisiones. Entre sus frases resaltaría: “Yo acojo a todos”, “Dejad haced a Dios que sabe todas las cosas”, “Fill meu, fill meu” (en el momento de su muerte).
Mi nombre es María Isabel Albillos Albillos.
Nací en un lugar muy bello de Burgos (Castilla- León), en Buniel.
Mis aficiones entre otras son la lectura y el teatro aunque la mayor parte de mi vida la he dedicado a la educación. Siempre he entendido la educación como el arte de hacer o crear personas de forma integral, en todas las facetas del ser humano.
Entré a la vida religiosa por la llamada de Dios y respuesta a la vida que Él me ha ido dando. Respondí a mis inquietudes en el lugar que creí más adecuado, que no es otro que en seno de las hermanas de la Sagrada Familia de Urgell, nuestra Familia Janeriana, viviendo los valores (entrega, amor-caridad, servicio…) de nuestra fundadora Ana María Janer. Todos los puestos de responsabilidad siempre los he entendido como servicio. Por esa razón deseo estar como siempre lo hizo Ana María al servicio de los demás.
Mi nombre es María Lourdes Romero Caso.
Nací en la ciudad autónoma de Buenos Aires, Argentina.
Me gusta mucho hacer artesanías en cuero y en otro orden de cosas, me gusta mucho trabajar con otros… hacer con otros.
Para mí, ser Hermana de la Sagrada Familia de Urgell significa un llamado a compartir un carisma, la caridad hecha servicio, con otras hermanas, desde la comunión y la fraternidad. Un llamado a compartirlo con otros, para que muchos otros o todos los otros que se relacionan o relacionen con nosotras puedan descubrir, a través nuestro, el rostro misericordioso de Dios y, a su vez, puedan también ellos encarnar el carisma janeriano.
De la vida y obra de la Madre Janer destacaría descubrir el rostro de Jesús en cada hermana y hermano; el estar siempre dispuesta a responder a las llamadas de su tiempo, a las necesidades emergentes. Su estar siempre cerca de los más pobres y necesitados, en las periferias, y allí descubrir a su Señor y llevar la luz del Evangelio.
Al dividirse el Instituto en Delegaciones (década de los 60) y posteriormente en Provincias (a partir de 1970) se acogieron en el Colegio y Residencia Universitaria de la c/Joaquín María López (Madrid). En agosto de 1976, comprados dos chalets en la c/Miguel Aracil (Madrid) se trasladó allí el Gobierno Provincial y una pequeña comunidad. Así también se integró en ella, en el año 1983, la Casa de Formación. En 1980 se adquirió un terreno en la c/Otero y Delage, pero el Ayuntamiento vetó la construcción de una casa. Más tarde (año 1991) pudo construirse y en 2004 se amplió adosándose un pabellón dotado para hermanas necesitadas de atenciones particulares.